jueves, 31 de diciembre de 2015

EN EL 2016, DESPUÉS DEL INTERNET… ¿QUÉ?

MANUEL DÍAZ APONTE               

Varias generaciones leímos las narraciones del Pato Donald,  valioso texto de la literatura política de la década del setenta que nos hizo conocer mejor el tortuoso proceso de descolonización y su repercusión en América Latina, fundamentalmente en sus implicaciones con las culturas de masas.

Un gran aporte de sus autores Ariel Dorfman y Armand Mattelart, de orientaciones marxistas que profundizaron en el análisis sobre las historietas cómicas difundidas por Walt Disney para el mercado latinoamericano.

“La máquina de las ideas” y “El tiempo de las estatuas muertas”, corresponden a los capítulos quinto y sexto del libro “Para leer al Pato Donald”, que se adelantó en su interpretación a lo que hoy en día es una extraordinaria estructura del entretenimiento y de la creatividad con sede principal en Orlando, Florida.

Mattelart, de origen belga, ha visitado la República Dominicana en labores académicas y profesionales. Tuve el honor de asistir a uno de sus seminarios sobre comunicación y cultura de masas impartidos en el país a comienzo de la década del ochenta, con el auspicio de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

En su texto: “Multinacionales y sistemas de comunicación” publicado en 1976, este brillante intelectual del mundo conecta inteligentemente con una visión futurista sobre la dominación cultural y la diversidad de los aparatos ideológicos del imperialismo.    

Cuando nadie se atrevía a pronosticar los alcances y consecuencias de la tecnología de punta en el ámbito comunicacional y del predominio de Estados Unidos con el uso de los satélites en el espacio, ya Mattelart hacia con evidente destreza sus predicciones.

Al abordar el predominio de las multinacionales de la publicidad,   Mattelart cita que en”1970 los norteamericanos se embolsaron más del 62% del presupuesto publicitario mundial”.

Revolución Tecnológica     

Las redes sociales ocupan un espacio de primera dimensión entre la humanidad, llegando a sustituir en gran medida los contactos físicos entre familias, amigos y relacionados. En estos días de Navidad y espera del Año Nuevo esta realidad se pone de manifiesto.

Desde las esferas políticas, eclesiásticas, diplomáticas, económicas, sociales y profesionales se transmiten mensajes exponiendo “buenos deseos y positivos augurios” para el 2016.

Ya no es imprescindible llamar por teléfono o acudir físicamente al hogar de un familiar o amigo para felicitarle por el inicio del nuevo año. La Internet ha reducido la distancia y ha acelerado el ritmo de vida que llevaban nuestros antepasados.

Una foto acompañada de un breve texto puede ser la diferencia para estar en contacto vía Online con familiares, amigos o relacionados.

El éxito y expansión de la Internet en el mundo se debe entre otros factores a la rapidez de su enlace con el objeto seleccionado, así como la visualización en tiempo real de nuestra conversación.          

Realidad al desnudo

Por naturaleza el ser humano disfruta proyectar lo que hace y las  circunstancias en que ocurre. Y ese ha sido uno de los factores decisivos en el incuestionable éxito de las redes sociales.

Ciertamente, una foto algunas veces vale más que mil palabras, pero un texto mal escrito representa un duro revés para la imagen de cualquier persona y particularmente de un profesional que acudió a la Universidad en busca de conocimientos.

No se concibe la cantidad de errores gramaticales que diariamente aparecen en los mensajes expuestos en las diversas redes sociales. Al margen del pobre contenido, hay cantidades de palabras mal escritas; sin los correspondientes  signos de interrogación y admiración, de las comas, del punto y coma y las acentuaciones de lugar.

Ya no es solo el profesor de un centro académico a quien le toca ser partícipe de la revisión gramatical de los textos de sus alumnos, ahora el jurado es más amplio. Lo tenemos en nuestro hogar, oficinas y en el diario vivir y hasta algunas veces ignorando quien y desde dónde nos está leyendo.

Hay que pensar primeramente antes de colocar un mensaje en la Internet porque podemos caer en el desnudo sin habernos quitado la ropa.

Debemos seguir leyendo y aprendiendo el difícil arte de escribir correctamente. De ahí, que comunicar no es simplemente proyectar una foto en las redes sociales, es mucho más que eso.

La democratización de los espacios comunicacionales ayuda a tener el derecho de hablar o escribir. Sin embargo, es absurdo creer que todo lo que se nos ocurra podemos exponerlo a través de la Internet.

Hay fotos y textos incorrectamente escritos que a nadie le interesa ver en las redes sociales.

Por ejemplo, ¿qué sentido tiene difundir una imagen de un plato cargado de arroz, carne y aguate?

Jamás olvidar que no es aconsejable cruzar la luz en rojo porque en la mayoría de los casos las consecuencias son de dimensiones inimaginables.

¡Feliz 2016 con mucha Paz para toda la humanidad!

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