Cada vez que se acercan
las fechas de algunas fiestas tradicionales de los Estados Unidos de América,
principalmente Halloween y Thanksgiving, aparecen nuestros ultra nacionalistas
advirtiendo al gobierno, a la ciudadanía y a todo el que quiera oírlos, del
peligro de la transculturización.
Despotrican contra los
que hacen fiestas de disfraces fuera de nuestros tradicionales carnavales, de
los que comen pavos el día de acción de gracias al estilo de los americanos y
critican hasta las tiendas que ofrecen especiales en el “viernes negro”
Advierten de la
contaminación de nuestras verdaderas tradiciones. Pero siempre que procedan de
los Estados Unidos de Norteamérica. ¡El
imperialismo yankee nos está invadiendo con sus costumbres!
Seamos sinceros con
nosotros mismos, ¿Cuáles son las tradiciones verdaderamente dominicanas?
Vamos a analizar
algunas de ellas. Comenzaremos con nuestra comida diaria. Es una tradición para los dominicanos, comer
arroz en el almuerzo. Tanto es así, que
muchos dominicanos consideran que no han comido si no ven el popular cereal en
la mesa al medio día.
Resulta que este
carbohidrato no es criollo. Asia y la
india, se disputan el origen del arroz, que fue traído a nuestra isla en el
segundo viaje de Cristóbal Colón.
Nuestra música
folclórica por excelencia, el merengue, originalmente se tocaba con guitarra
española, luego evolucionó con la introducción del acordeón vienés y de la
tambora africana.
Nuestro deporte
nacional, la pelota, baseball para los estadounidenses, de donde es originario,
es introducido a nuestro país en el 1891
por los hermanos Ignacio y Ubaldo Aloma de origen cubano.
Nuestras fiestas
religiosas por excelencia, la semana santa y la natividad del niño Jesús, se
originaron en Europa y en el medio oriente,
en Roma y en Jerusalén, para ser exactos.
Las navidades
tradicionales dominicanas la celebramos adornando nuestras salas con un pino de
origen nórdico, lo cubrimos con algodón, simulando nieve y debajo del mismo
colocamos un pesebre como el que se dice nació el niño Dios en un pueblo
llamado Belén en la actual Palestina.
No faltan en estas
fiestas, las velas romanas y los
coheticos y fuegos artificiales chinos.
En las cenas navideñas, tampoco faltan las teleras, hechas de trigo,
cuyo origen es el Asia menor. Tampoco
los turrones españoles, las exóticas uvas, peras y manzanas. Libamos
escocés, vinos franceses,
italianos o chilenos.
Tomamos ron elaborado
de caña proveniente de Nueva Guinea en el sureste asiático y algunos nos
refrescamos con cervezas cuya aparición
se remonta a la Mesopotamia en el actual Iraq.
¿Quién en nuestro país
se atrevería a hacer una picadera en una fiesta sin los “Tradicionales” kipes
libaneses?
En San Pedro de Macorís
y Samaná, principalmente, la tradición en navidad es tomar Guababerry, una
bebida elaborada por los descendientes de la comunidad cocola que emigró a
nuestro país desde las islas de las Antillas Menores.
En el Seibo,
encontramos la tradición de la fiesta taurina, con toda su parafernalia, donde
el criollo torero hace verónicas con su capote
y pases de trinchera con la muleta, al mejor estilo de la madre patria.
Otra tradición del dominicano es comer casabe con
chicharrón, elaborado este último, con la capa del cerdo, animal doméstico que
proviene del medio oriente.
Sabe algún dominicano
¿De donde es originario el casabe?
CARLOS MCCOY
carlosmccoy@ymail.com