Si tienes un amigo al
que le gusta compartir contigo sus flatulencias ya tiene un motivo no solo para
seguir haciéndolo, sino para poder llegar a estar orgulloso de ello.
La Universidad de
Exeter ha conseguido ser noticia en todo el mundo gracias a uno de sus últimos
descubrimientos, un estudio que concluye que puede ser beneficioso oler esos
nobles gases (peo) que se escapan por el lugar donde la espalda pierde su
nombre.
En cantidades elevadas
el gas puede ser dañino, pero los científicos de la Universidad creen que con
oler por aquí y allá de vez en cuando se reduciría el riesgo de cáncer, ataques
cardíacos, artritis y demencia al ayudar a preservar la mitocondria.
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