MANUEL DÍAZ APONTE
¿Qué sería de San Pedro
de Macorís sino tuviera el Estadio Tetelo Vargas? Seria sencillamente una
ciudad fantasma, sin ningún tipo de atracción, repleta de bancas de apuestas y
de escandalosas bocinas esparcidas por calles, bares, colmadones y discotecas.
No
importa que las Estrellas Orientales hayan sucumbido una vez más por alcanzar
la corona, el aplauso es para esa fanaticada extraordinariamente fiel,
abnegada, sacrificada y dolorosamente sufrida durante 48 largos años.
Casi cinco generaciones
hemos desfilado por las instalaciones del emblemático estadio construido por el
dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina e inaugurado el 25 de noviembre de
1959, a espera de celebrar ese triunfo que nunca acaba de llegar.
Las Estrellas
Orientales solo han ganado dos campeonatos, el primero en 1954 y
posteriormente, en la temporada 1967-68, bajo la dirección del cubano Tony
Pacheco.
Estelares jugadores
como Tetelo Vargas; Chico Conton, Bell Arias, Ricardo Carty, Manuel-El Mulo-
Jiménez, Chichi Olivo, Silvano Quezada, Rafael Batista, Alfredo Griffin, Rafael
Ramírez, Pedro González, Alfonso Soriano y Robinson Canó han vestido la franela
oriental haciendo cada uno ingentes esfuerzos para que las Estrellas volvieran
a brillar.
El año verde, el año
oriental, el año de las estrellas y hasta el año de la esperanza han
simbolizado la propaganda del tan deseado campeonato del conjunto de las
Estrellas Orientales en el torneo de béisbol profesional dominicano.
PERDIMOS,
PERO SEGUIMOS SIENDO ESTRELLITAS.
Ese parece ser el
slogan de consuelo de los seguidores del equipo verde, sin duda una fanaticada
coherente que pese a la derrota nunca deja de acudir al estadio aunque sea para
desahogarse, para sufrir, llorar, reír y aplaudir con toda la fuerza y
entusiasmo a la novena oriental.
El fanático verde
merece un premio especial, el premio de la dignidad, del decoro, de los sueños
y esperanza.
San Pedro de Macorís
que hace años no dispone de una sala de cine, ni de una sala de teatro no tiene
más lugar de esparcimiento colectivo que el Estadio Tetelo Vargas. Su malecón
está arrabalizado, repleto de casetas que ocupan las áreas verdes y donde el
ruido ensordecedor de las potentes bocinas de esos negocios convierte el lugar
en un infierno en vez de un esparcimiento placentero frente al mar Caribe.
Y peor aún, el único
lugar donde los niños pobres de la Sultana del Este pueden acudir juntos a sus
padres a recrearse, ahora está rodeado de un motel autorizado por el
Ayuntamiento Municipal, que dirige el sindico Tony Echavarría.
El parquecito infantil
que levantó el propio cabildo macorisano luce abandonado y en vez de
construirse allí un gimnasio libre para la práctica deportiva se autoriza abrir
un negocio bajo el ropaje de “aparta hotel”.
Otro parque importante
de San Pedro, el Duarte, localizado en el mismo corazón de la ciudad, está
abandonado y habrá que esperar que el flamante ejecutivo edilicio regrese de
uno de sus cotidianos viajes a Puerto Rico, a donde acude a jugar gallos, para
que asuma su responsabilidad de sacar del lodazal en que ha sido sumergida la
otrora tacita de oro.
Las calles de Macorís
del Mar tienen que ser asfaltadas por el deterioro que presentan; el mercado
municipal, es una vieja estructura cargada de inmundicias y de un hedor
insoportable y se hace urgente salvar los pocos edificios del patrimonio
histórico de la ciudad que han resistido a las inclemencias del tiempo y a la
falta de acondicionamiento por parte de las autoridades.
Ante la derrota de las
Estrellas Orientales frente al potente equipo de los Gigantes del Cibao, con
anotación de 12-5, en el octavo partido de la Serie Final, debemos felicitar a
los jugadores y a todos (as) seguidores de la novena de San Francisco de
Macorís por obtener su primer campeonato en el béisbol profesional de la
República Dominicana.
Las Estrellas
Orientales deberán esperar el venidero torneo que se inicia en octubre para
nuevamente intentar alcanzar la anhelada victoria. Ojalá mi generación pueda
ver ese sueño convertido en realidad, y que si llegamos a la final del
campeonato los abusos en el precio de las boletas sean asumidos con
responsabilidad por los dueños del equipo.
La fanaticada oriental
no solamente es merecedora de que su equipo obtenga la victoria sino de ser
tratada con dignidad y decoro.
Domingo, 25 de enero
del 2015