martes, 27 de enero de 2015

OTRA FRUSTRANTE DERROTA PARA LAS ESTRELLAS ORIENTALES

MANUEL DÍAZ APONTE

¿Qué sería de San Pedro de Macorís sino tuviera el Estadio Tetelo Vargas? Seria sencillamente una ciudad fantasma, sin ningún tipo de atracción, repleta de bancas de apuestas y de escandalosas bocinas esparcidas por calles, bares, colmadones y discotecas. 

No importa que las Estrellas Orientales hayan sucumbido una vez más por alcanzar la corona, el aplauso es para esa fanaticada extraordinariamente fiel, abnegada, sacrificada y dolorosamente sufrida durante 48 largos años.

Casi cinco generaciones hemos desfilado por las instalaciones del emblemático estadio construido por el dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina e inaugurado el 25 de noviembre de 1959, a espera de celebrar ese triunfo que nunca acaba de llegar.

Las Estrellas Orientales solo han ganado dos campeonatos, el primero en 1954 y posteriormente, en la temporada 1967-68, bajo la dirección del cubano Tony Pacheco.
Estelares jugadores como Tetelo Vargas; Chico Conton, Bell Arias, Ricardo Carty, Manuel-El Mulo- Jiménez, Chichi Olivo, Silvano Quezada, Rafael Batista, Alfredo Griffin, Rafael Ramírez, Pedro González, Alfonso Soriano y Robinson Canó han vestido la franela oriental haciendo cada uno ingentes esfuerzos para que las Estrellas volvieran a brillar.

El año verde, el año oriental, el año de las estrellas y hasta el año de la esperanza han simbolizado la propaganda del tan deseado campeonato del conjunto de las Estrellas Orientales en el torneo de béisbol profesional dominicano.

PERDIMOS, PERO SEGUIMOS SIENDO ESTRELLITAS.

Ese parece ser el slogan de consuelo de los seguidores del equipo verde, sin duda una fanaticada coherente que pese a la derrota nunca deja de acudir al estadio aunque sea para desahogarse, para sufrir, llorar, reír y aplaudir con toda la fuerza y entusiasmo a la novena oriental.

El fanático verde merece un premio especial, el premio de la dignidad, del decoro, de los sueños y esperanza.

San Pedro de Macorís que hace años no dispone de una sala de cine, ni de una sala de teatro no tiene más lugar de esparcimiento colectivo que el Estadio Tetelo Vargas. Su malecón está arrabalizado, repleto de casetas que ocupan las áreas verdes y donde el ruido ensordecedor de las potentes bocinas de esos negocios convierte el lugar en un infierno en vez de un esparcimiento placentero frente al mar Caribe.

Y peor aún, el único lugar donde los niños pobres de la Sultana del Este pueden acudir juntos a sus padres a recrearse, ahora está rodeado de un motel autorizado por el Ayuntamiento Municipal, que dirige el sindico Tony Echavarría.

El parquecito infantil que levantó el propio cabildo macorisano luce abandonado y en vez de construirse allí un gimnasio libre para la práctica deportiva se autoriza abrir un negocio bajo el ropaje de “aparta hotel”.

Otro parque importante de San Pedro, el Duarte, localizado en el mismo corazón de la ciudad, está abandonado y habrá que esperar que el flamante ejecutivo edilicio regrese de uno de sus cotidianos viajes a Puerto Rico, a donde acude a jugar gallos, para que asuma su responsabilidad de sacar del lodazal en que ha sido sumergida la otrora tacita de oro.

Las calles de Macorís del Mar tienen que ser asfaltadas por el deterioro que presentan; el mercado municipal, es una vieja estructura cargada de inmundicias y de un hedor insoportable y se hace urgente salvar los pocos edificios del patrimonio histórico de la ciudad que han resistido a las inclemencias del tiempo y a la falta de acondicionamiento por parte de las autoridades.

Ante la derrota de las Estrellas Orientales frente al potente equipo de los Gigantes del Cibao, con anotación de 12-5, en el octavo partido de la Serie Final, debemos felicitar a los jugadores y a todos (as) seguidores de la novena de San Francisco de Macorís por obtener su primer campeonato en el béisbol profesional de la República Dominicana.

Las Estrellas Orientales deberán esperar el venidero torneo que se inicia en octubre para nuevamente intentar alcanzar la anhelada victoria. Ojalá mi generación pueda ver ese sueño convertido en realidad, y que si llegamos a la final del campeonato los abusos en el precio de las boletas sean asumidos con responsabilidad por los dueños del equipo.

La fanaticada oriental no solamente es merecedora de que su equipo obtenga la victoria sino de ser tratada con dignidad y decoro.

Domingo, 25 de enero del 2015

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