DESHOJANDO
PARADIGMAS
Elecciones:
anemia perniciosa y fisuras políticas.
POR CANDIDO MERCEDES.
La democracia nuestra,
sistemática y permanentemente, deriva cada vez más en una plutocracia; donde la
ausencia de la equidad electoral en la campaña electoral produce en su origen,
en las elecciones mismas, su falta de legitimidad.
Una Campaña Electoral costosísima, por
el dinero y por el tiempo que ha conllevado, sin que todavía oficialmente se
haya abierto. Una clara ausencia de institucionalidad, donde
realidad, humor y caricatura, se constituyen en una misma cosa. Desde hace
alrededor de un año, los partidos políticos están en campaña, sobre todo, los
dos grandes del Sistema de Partidos; donde campaña interna y externa es la
misma cosa.
Será el 20 de Febrero cuando
"oficialmente" el organismo oficial para ello "abrirá" la
Campaña Electoral, esto es, 90 días antes de las elecciones. Previamente,
millones y millones de dinero se han gastado en la búsqueda por el
poder.
Todavía la Junta
Central Electoral no ha abierto la Campaña y la gente se encuentra atosigada y
adocenada, en una campaña que no despierta la mínima ilusión en el electorado y
los principales candidatos lucen agotados en sus discursos, no
tomando en cuenta la esencia y prioridades fundamentales de la sociedad.
Lo que se advierte en las encuestas que
hemos tenido la oportunidad de ver y estudiar, es que la gente reclama y
llama a un cambio. A un cambio de gobernar. La sociedad, a través de ese importante
instrumento de trabajo que son las encuestas, expresan una radiografía social
que demanda: Una actitud diferente con la corrupción; una clara decisión
más proactiva con la seguridad ciudadana y un mayor mecanismo de control
con el desorden institucional, en el cumplimiento de las leyes.
Las encuestas
vienen retratando la problemática de lo social, que se verifica en el escenario
de la desigualdad, de la marginalidad, de la exclusión. Los anhelos, pues, de
una parte significativa del pueblo se encuentran en poder bosquejar una ilusión
que se concretice en sus necesidades, en sus prioridades, que ejemplifique
su razón de ser.
La imagen atractiva para el
posicionamiento de un candidato en estas elecciones, trasciende el discurso y
la lozanía que un candidato pueda vender y tener. En ella, más que el cuerpo
doctrinario del candidato, lo que envuelve ahora, es el perfil altamente
definido de los candidatos. El momento político, nos dicen las encuestas,
no es un encuentro con el pasado; es la búsqueda de soluciones aquí y
ahora con el presente. Es una clara comprensión de que la estabilidad
macroeconómica, el crecimiento, son necesarios, imprescindibles, pero no suficientes. Se
requiere ir más allá y las encuestas así lo señalan
La necesidad de
traducir el crecimiento en desarrollo humano, que significa una mejor
distribución de la riqueza; que pasa necesariamente, por más y mejor educación;
por más y mejor salud; por más viviendas para los sectores carenciados; por más
acceso al agua potable. Las encuestas me señalan como
Consultor, que la sociedad requiere de verdaderas Políticas
Públicas que signifiquen ser más consecuentes socialmente.
No es posible que
desde el Estado se propicie construir apartamentos como los que están en
la Avenida Luperón y que lleva el nombre de Villas Progreso, como una burla a
una sociedad tan carenciada, tan pobre. En un modelo social de mercado,
la responsabilidad entre lo público y lo privado, esta construcción era de una
clara responsabilidad del sector privado.
Es una vergüenza
que en nuestra sociedad prevalezca todavía en el siglo XXI, un analfabetismo de
un 10 % en personas en edades entre los 15 y 29 años. Que el 29% de
las personas entre 15 y 29 años no terminan la educación básica y que el 69% de
las personas entre 20 y 29 años no llega a la Secundaria. Nuestro país es
el segundo de 33 países con el mayor nivel de desigualdad social.
Por eso, la agenda en esta Campaña
Electoral es SOCIAL- INSTITUCIONAL. Ejes vitales del desconcierto y
ausencia de los gobiernos del Dr. Fernández Reyna. El pueblo, en
mis recorridos, conocimientos de las encuestas y sondeos propios, reclama
de un candidato que se posicione como comprometido con los pobres. El candidato
que se haga más creíble frente a los electores, finalmente, ganará
independientemente del pasado. ¡Es el presente que viven y sienten y esto es
propio de la naturaleza humana!
Esa es la
demanda de un pueblo que no quiere hipotecar su seguridad y su alegría; por
ello, más allá de la retórica y de lo saturado en que se
encuentra frente a una campaña electoral tediosa, con falta de
imaginación, con poca ilusión; empero, con deseo de que se cambie la forma de
gobernar. De ahí que, el tejido conectivo de las elites de la sociedad, del
poder que trasciende el poder político, deberían involucrarse más
en todo lo que concierne a la vida INSTITUCIONAL en esta
Campaña Electoral.
Toda la sociedad
organizada debería reclamar alrededor de lo institucional, de lo que debe
ser de acuerdo a las normas y a una sana convivencia humana, no importa quien o
quienes violen éstas. Ello así, porque estas elecciones, más allá
de la falta de ilusión; implica, no sólo un CAMBIO, sino al mismo tiempo que
ellas serán las más competitivas de las últimos 6 elecciones que se han llevado
a cabo en los últimos 12 años.
Estas
elecciones, cuya caracterización medular es que sufren de anemia perniciosa,
traerá consigo, si las elites, si los poderes fácticos no asumen
responsabilidades, fisuras políticas profundas, que pueden degenerar en una
grave crisis. Las ventanas porosas institucionales dejan traducir sus vientos.
Los actores institucionales reflejan una obsequedad, a través de
los egos, que retumban, produciendo una desarmonía entre las formas
y los contenidos.
Como sociedad, debemos de advertir esos
sonidos que comienzan a subvertir un pasado que creíamos superado, pero
que ahora, en estas elecciones, emergen con una clara irrupción atropellante,
que puede propiciar una verdadera fisura política y en la sociedad. Lo que está en juego, más allá del
partido que gane, es una nueva distribución del poder, con nuevas
instancias en la estructura de poder; nuevos mecanismos en los
resortes del poder; lo que inevitablemente, se traducirá, en unas nuevas
relaciones en la dinámica de las elites políticas en sus distintos
roles.