La piel es un
elemento vivo que necesita respirar,
alimentarse e hidratarse como cualquier otro órgano del cuerpo. Esto que resulta obvio parece
olvidarse deliberadamente por quienes
creen reforzar su personalidad o sus atractivos pintándose como un apache. Sin
embargo investigaciones muy recientes han venido a significar los enormes
riesgos que los tatuados asumen.
Esa tinta, que los tatuadores inyectan bajo la piel, lleva elementos
químicos tan inquietantes como el plomo, el arsénico o el níquel. Los efectos
que según los especialistas pueden provocar van desde las alergias hasta la toxicidad en la reproducción pasando por
los daños al sistema linfático.
Por si fuera poco los
dermatólogos advierten que la ruptura de
la barrera epidérmica favorece también los proceso infecciosos, las reacciones
inflamatorias y los tumores sobre la
zona tatuada. La propia Comisión Europea ha emitido un informe en el que
advierte que la tinta empleada puede liberar sustancias cancerígenas. Ahí es nada.
FUENTE 20 MINUTOS
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