GLENYS GONZALEZ / DIARIO LIBRE
SAN PEDRO DE MACORÍS, RD.- cuna del desarrollo en época de la colonia, inmigrantes de islas británicas
(cocolos) y bateyes. Hoy, quizá no tan atractiva para el turismo interno. Haces
un repaso y creerás que no habrá nada interesante, pero para cambiar esta idea
es necesario poner a descansar la actitud de turista y sacar a pasear la de
explorador. Sí, porque solo así es posible disfrutar de nuevas experiencias
dentro de tu propio país. Por ejemplo, a casi nadie se le ocurre ir a pasear a
un batey; ese espacio en el que viven los trabajadores del ingenio y sus
familias.
Ni una sola calle
asfaltada, caña por aquí y por allá. Casitas que parecen postales, pintadas y
atiborradas de plantas... estamos en Angelina, a menos de 12 kilómetros de San
Pedro de Macorís –de 14 a 20 minutos en vehículo–. El ingenio, el primero de
República Dominicana, está fuera de actividad, pero su gente sigue ahí y dentro
de esa “otra cultura” se oculta un pequeño y cristalino manantial.
LA FUENTE DE ORO.
Luego de atravesar el
pueblo, un largo camino te llevará hasta una llanura que da con el área
protegida como Refugio de Vida Silvestre del Río Higuamo. El manantial “Fuente
de oro” está unos metros hacia abajo, tomando un camino en el que los guarda
parques han colocado pasamanos para la seguridad de los visitantes.
La Fuente de Oro o de
“Angelina” es alimentada por el Higuamo y es posible ver el espectáculo de sus
claras aguas emerger desde las enormes piedras. Parece un oasis en medio de la
vegetación. No es tan extenso ni tan profundo, lo que lo hace seguro para los
bañistas que acuden a refrescarse en sus aguas.
Los días de baño más
tranquilos no serán en fines de semana ni durante la Semana Santa, que es
cuando más visitas recibe esta fuente natural en donde la entrada es gratuita y
las condiciones más exigidas son la de colocar los desperdicios en el zafacón
para preservar el espacio.
LA DELICIA GASTRONOMICA.
De vuelta al pueblo,
optamos por algo más que pasteles en hoja. Los de esta zona del Este son
considerados como unos de los más deliciosos del país, y nos consta; pero ¿qué
tal el resto de la gastronomía local? Como en toda zona ribereña y próxima a la
costa abundan los mariscos.
En el sector “La
barca”, junto al río, donde originalmente funcionaba un mercado al aire libre
de frutas y otros productos alimenticios, varios establecimientos se dedican,
hoy en día, a la venta de mariscos crudos y al servicio de restaurantes a la
carta.
Remo Alta Cocina es uno
de ellos. Con una conveniente terraza en el segundo piso que ofrece una vista
deleitante del Higuamo y el puente que da acceso a la ciudad, mientras se
degusta su sabroso menú variado que incluye pescados fritos, paellas y mofongos
en salsa de ajo.
LA REALIDAD FRENTE AL MAR.
La que otrora fuera
provincia de las primeras cosas por su desarrollo, cuenta con zonas tan
empobrecidas y olvidadas por las autoridades como el barrio “El muerto”,
llamado así por erigirse frente a la playa del mismo nombre donde han perdido
la vida varios bañistas. A solo una avenida de distancia viven familias de
pequeños comerciantes y empleados temporeros, en medio del polvo de callejuelas
sin asfaltar y construcciones a medio terminar.
Hasta allí, donde niños
y adolescentes juegan baloncesto descalzos, se trasladó el proyecto ARTESANO,
una iniciativa de arte público que, en esta su tercera versión, convirtió en
lienzos las paredes del barrio en San Pedro de Macorís para motivar e
incentivar a los jóvenes locales.
La creación de los
murales estuvo a cargo de artistas nacionales e internacionales que llenaron de
color El Muerto. Sugerimos adentrarse en el barrio tras las pinturas y
aprovechar para interactuar con los residentes. Quién sabe si allí encontrarás
una próxima causa de ayuda.
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