POR JOE BENÍTEZ
San Pedro de Maacorís
es una comunidad enclavada en la región oriental de la isla de Santo Domingo,
República Dominicana. Otrora capital del Este y de los ingenios azucareros,
caracterizada por ser una ciudad industrializada, cuna de grandes poetas,
educadores, intelectuales, historiadores, comunicadores, músicos, cantantes,
peloteros, atletas, mezclas étnicas y un
colorido folklore que hacen de la sultana del Este, probablemente, la ciudad
más cosmopolita del Caribe.
Pero, es triste decir
que, todos estos adjetivos de Macorís del Mar, son un recuerdo del ayer.
Hoy esta comunidad de
oriente, parece no tener doliente, sus calles inservibles y polvorientas,
llenas de aguas negras, basuras por doquier y contaminación, son males que
acompañan al pueblo de la serie 23 en su cotidiano vivir.
Agregar a esto un
mercado no apto para la comercialización de productos para consumo humano, lo
que tipifica una comunidad en estado de emergencia. En un reportaje del Diario
Libre, de fecha 29 de julio de 2016, sobre esta situación expresa: El derrame
de aguas residuales, los cúmulos de desperdicios y las calles en mal estado son
sólo el reflejo del abandono en el que se encuentra el entorno del mercado municipal
de este municipio.
El dramático cuadro de
suciedad que impera en la plaza comercial no deja nada a la imaginación,
pareciendo más un revolcadero de burros o estercoleros que a una plaza donde se
comercializan los productos que consumen los petromacorisanos.
Entre los males que
aquejan la plaza pública están los olores putrefactos que se desprenden de la
basura, las paredes salpicadas de sangre, falta de energía eléctrica, agua
potable y la presencia de perros viralatas, que delatan el descuido y
desprotección del gobierno municipal.
El tránsito es caos,
porque víveres, frutas y vegetales se exhiben en el suelo, sin que nadie
intervenga. Las instalaciones sanitarias no funcionan, las naves están
totalmente deterioradas y las calles de acceso viven llenas de basuras y aguas
negras.
El alcalde Tony
Echavarría admite la situación de abandono, pero explica que no dispone de
recursos económicos suficientes para realizar reparaciones y construcciones
modernas.
Preguntas del millón de
dólares, ¿Qué se hace con los recursos que mensualmente entran en ese cabildo?, ¿Dónde se invierten?,
¿A quién se le da cuenta?
La otrora gloriosa
serie 23 necesita la intervención de sus autoridades municipales y nacionales.
Los años pasan, autoridades vienen y van, mientras la ciudad del sol se sumerge
en un río Higüamo que cada día luce más
contaminado, con mal olor, provocando enfermedades a los moradores aledaños y
la extinción de sus peces, como consecuencias de los químicos que lanzan las
empresas que operan en su periferia y nadie dice nada.
Cualquier municipio
fronterizo, resulta una moderna urbe, si la comparamos con la olvidada y
contaminada San Pedro de Macorís de la actualidad, donde al parecer las figuras
de regidores, alcalde, diputados, senador y gobernador, solo existen para
cobrar un sueldo pagado por unos ciudadanos, que al parecer, la costumbre lo ha
inmunizado.
Siempre que visito mi
tierra, mis pensamientos se trasladan a Macondo.
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