Dios Padre Nuestro,
Señor del cielo y de la tierra. Tú eres para nosotros; existencia, energía y
vida. Tú has creado al hombre a tu imagen y semejanza, para que con su trabajo,
haga fructificar las riquezas de la tierra, colaborando así a tu creación.
Somos conscientes de
nuestra miseria y debilidad. Nada podemos sin Ti.
Tú, Padre Bueno, que
haces brillar el sol sobre todos y haces caer la lluvia, ten compasión de
cuanto sufren durante la sequía en estos días.
Escucha con bondad las
oraciones que te dirige San Pedro de Macoris con confianza, como escuchaste las
súplicas del Profeta Elías, que intercedía a favor de su Pueblo. Haz que caiga
del cielo sobre la tierra árida, la lluvia tan deseada, para que renazcan los
frutos y se salven los hombres y los animales.
Que la lluvia sea para
nosotros el signo de tu gracia y bendición. Así, confortados por tu
misericordia, te rendimos gracias por todo don de la tierra y del cielo, con
que tu espíritu satisfaga nuestra sed. Por Jesucristo, Tu Hijo, que nos ha
revelado tu amor, Fuente de Agua Viva que brota hasta la vida eterna.
AMÉN.
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