NAIROBI. En el
escaparate de una céntrica tienda de Nairobi, un maniquí desnudo luce un
caparazón metálico que encierra sus genitales bajo llave: es el polémico
cinturón de castidad para hombres que se ha empezado a comercializar con el
pretexto de proteger a los kenianos de sus mujeres.
Este calzoncillo de
hierro que se cierra con un candado de "extrema seguridad", encontró
su sitio entre trajes, camisas y corbatas hace unas semanas, tras conocerse el
caso de una mujer en Nyeri (centro de Kenia) que le había cortado el pene a su
marido como venganza por una infidelidad.
El incidente inspiró al
propietario de este establecimiento que, con unas cuantas chapas de metal y un
gran candado, encontró un sistema para proteger los genitales masculinos contra
posibles arrebatos violentos de sus esposas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario