BRASIL.- El casamiento
homosexual, la legalización del aborto, la despenalización de la marihuana...
Se trata de cuestiones muy controvertidas en Brasil, que en estos momentos de
inestabilidad en las encuestas, los principales candidatos presidenciales en
las elecciones del domingo han intentado por todos los medios evitar para no
ahuyentar a potenciales votantes.
Hasta que el domingo pasado uno de estos temas
les estalló en la cara durante un debate televisivo.
Aspirante al Palacio
del Planalto por el pequeño Partido Renovador Laborista Brasileño, Levy
Fidelix, que cuenta con menos de un 1% de las intenciones de voto en los
sondeos de opinión, dejó en claro su total oposición al casamiento gay:
"Por lo que vi en mi vida, dos iguales no
hacen hijos. Y digo más, disculpen, pero el aparato excretor no
reproduce".
En ese momento, los
tres mayores candidatos a la presidencia -la actual mandataria Dilma Rousseff,
del Partido de los Trabajadores (PT), católica; la ecologista Marina Silva, del
Partido Socialista Brasileño (PSB), evangélica, y el senador Aécio Neves, del
Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), católico- se quedaron
callados.
Al día siguiente, su
silencio fue tan criticado en las redes sociales y los medios de comunicación,
que tuvieron que salir a aclarar que consideraban homofóbicas las declaraciones
de Fidelix.
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