JESUS FERIS IGLESIAS
EL AUTOR es jefe del
Departamento de Enfermedades Infecciosas del Hospital Infantil Dr. Robert Reid
Cabral. Reside en Santo Domingo.
A pesar de que hemos
expresado en diferentes medios de comunicación que es remota la probabilidad de
que el virus del Ébola penetre al país, creemos necesario hacer algunas
puntualizaciones.
Ante la presencia de
casos importados y aislados en Noruega, Reino Unido, Francia, Alemania y España
en Europa, además del caso llegado a los Estados Unidos de Norteamérica, en que
falló el protocolo de vigilancia, y el cuidado de la protección personal de
profesionales de la salud – a la fecha de escribir este artículo, dos
enfermeras que se han contagiado con el virus – vamos a sugerirle a la buena
amiga y colega recién nombrada Ministra de Salud, Altagracia Guzmán Marcelino,
cariñosamente Taty, algunas medidas que podrían ser de utilidad ante un
eventual caso de ébola en el país.
El recién pasado
Ministro de Salud Dr. Fredy Hidalgo había conformado el equipo de acción
inmediata que actuaría en caso de entrar al país una persona con sospecha de
ébola. Nuestras sugerencias para el reforzamiento a ese equipo contemplaría los
siguientes lineamientos:
Primero. Recomendar
desde el Ministerio de Salud a todo el personal de salud que atienda a una
persona con fiebre, malestar general y otros signos y síntomas comunes a varias
enfermedades, preguntarle si ha viajado recientemente a un país de África
occidental o ha estado en contacto con alguien que haya viajado a unos de esos
países. Esto evitaría que una persona con sospecha de ébola penetre al país y
no nos demos cuenta.
Segundo. Anunciar, a
través de los medios de comunicación y redes sociales, los números de teléfonos
que los profesionales de salud deben llamar ante una sospecha de esta
enfermedad. Esto sería más directo y prudente que llamar al 9-1-1.
Tercero. Hacer
simulacros de operativos de transportar donde quiera que se encuentre la
persona con sospecha de ébola, para observar el nivel de destrezas – aciertos y
desaciertos – del personal seleccionado para manejar estos casos.
Cuarto. Invitar a
periodistas y comunicadores a observar los simulacros a fin de darlos a conocer
y ofrecer, de esa manera, confianza y tranquilidad a la población.
Quinto. Debe anunciarse
por los medios de comunicación masiva la política de que solamente “El
Laboratorio Nacional” será la única institución que manejará las muestras de la
supuesta persona infectada.
Sexto. Dar a conocer los
profesionales que integrarán el equipo que manejará, si así sucediera, la
persona sospechosa o infectada. Es decir, los choferes de la ambulancia,
camilleros, epidemiólogos, médicos intensivistas, enfermeras, bioanalistas,
personal de limpieza, recogedores de basura, recogedores del material a lavar y
esterilizar, lavanderas y otros.
Séptimo. Establecer las
responsabilidades de cada quien y comunicarlas al público.
Octavo. Confeccionar
una lista de voluntarios que donarían sangre de todos los tipos y Rh,
especificar dónde acudir con la dirección correcta. Esto último es importante
pues parece que las transfusiones sanguíneas son efectivas, ya que aún no
existe tratamiento alguno comprobado.
Estas recomendaciones
revisten importancia porque hemos escuchado y leído, a través de las noticias,
que ha surgido una segunda enfermera tratante contagiada por el virus. Y si
esto ha ocurrido en los Estados Unidos, donde no hay escasez de equipos y los
profesionales de la salud respetan las reglas, debemos redoblar el
entrenamiento con la finalidad de que nuestro personal siga al pie de la letra
los protocolos.
Lo alentador es el
ensayo clínico de dos vacunas contra el ébola con resultados de 100% en monos.
Faltan las fases I, II y III, aunque para su disponibilidad, en caso de éxitos,
pasarán unos años.
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