LEO MARTINEZ
En la República
Dominicana aunque la constitución establece que todos los ciudadanos somos iguales ante la
ley, en el caso de los conductores de motocicletas hay una excepción. Estos están
exentos de cumplir la vieja ley 241 que regula el transito.
Esos distinguidos
ciudadanos que se desplazan por Avenidas, Calles, Autopistas y Carreteras. Están
consentidos por las autoridades para violar de la forma más olímpica las
llamadas leyes del tránsito. Resulta tan fácil encender una motocicleta y
lanzarse a las calles, que ya muchos en diferentes pueblos del país, venden sus
caballos, burros y bicicletas para comprarse un motor.
De esos privilegiados
conductores, nadie se preocupa por saber si conocen el significado de los símbolos
que sirven de base al desplazamiento por las vías. Por su ignorancia
desconocen la función del semáforo, transitan en vía contraria, suben más de
dos personas en la moto, rebasan por la derecha, transitan sin placas y sin
luces en las noches. Peor aún les entregan las llaves de sus motores a menores
de edad, para que salgan a sembrar el terror conduciendo con la llanta delantera
levantada.
La placa, el seguro y
la licencia. Que son una especie de los tres golpes de la dictadura aquella,
parecen cosas del pasado. Con tener un casco protector en la cabeza o en el timón de
la moto, es más que suficiente para
lograr el visto bueno de la autoridad competente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario