El estelar segunda base
de San Pedro de Macoris, Robinson Canó se paró sobre una pierna y estiró un
brazo, como lo hicieron sus compañeros de Seattle durante el estiramiento
previo a la práctica. Y el “clic” de las cámaras fotográficas comenzó a sonar.
Numerosos fanáticos,
que llevaban el jersey con el número 22 del dominicano apuntaron sus teléfonos
inteligentes incesantemente hacia Canó. Lo mismo hicieron los fotógrafos de la
prensa, en todo momento de la práctica.
El intermedista atrajo
a una multitud y fue el centro de atención ayer martes, durante su primer
entrenamiento con los Marineros. Canó seguramente está acostumbrado a la fama.
Después de todo, viene de los Yanquis de Nueva York. “Fue incluso más divertido de lo que
pensaba”, dijo Canó luego de la sesión.
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