Alexander es académico y especialista de neurología de la Universidad de Harvard,
de 58 años de edad, le contó a la revista Newsweek que se consideraba a
sí mismo como cristiano, pero siempre estuvo muy lejos de la iglesia y nunca
creyó en la vida celestial. “Como
un neurocirujano, yo no creía en el fenómeno de las experiencias cercanas a la
muerte“, explicó.
Pero algo pasó con sus planes. En otoño de 2008, el
tipo contrajo una meningitis bacteriana aguda que le dañó la corteza cerebral, entró
en estado
de coma y tuvo que estar
siete días con un respirador artificial.
¿Y qué pasó? ¿Dónde quedó? ¿En la cama del
hospital o se fue para otra parte? parece que Eben se pegó un viaje al más allá
y volvió para contarlo.
Durante ese tiempo, dice que tuvo
experiencias en las que participaron múltiples sentidos como la visión, la audición y el
olfato. Describió una “odisea completamente coherente” en un lugar del más allá, lleno de
mariposas y música que sacudió su punto de vista científico sobre la conciencia
humana.
Describió “el sonido de un canto glorioso que descendió de lo alto” y
contó que entró en un lugar lleno de nubes y que se encontró con una hermosa
mujer de ojos azules. El hombre estuvo… ¡en el cielo mismo!
Contó que estaba acompañado por un ser a
quien él consideraba como un ángel de la guarda. Por
ser huérfano, Alexander no sabía nada de sus hermanos biológicos y cuando entró
en contacto con ellos, una de sus hermanas ya había fallecido.
Cuando despertó, miró una fotografía que le dieron sus hermanos y encontró que
el ángel
de la guarda era la hermana que
había muerto. Alexander dijo que “experimentó algo tan profundo” que le dio
“razones científicas para creer en la conciencia después de la muerte”. Y no
sólo eso.
También le dio razones mucho más profundas
como para contar su travesía y publicar un libro La prueba del Cielo que es un best seller mundial.
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