Imaginemos un país
donde haya más escuelas que casas de apuestas. Imaginemos un país con más
centros culturales y artistas que templos religiosos y mercaderes de la fe.
Imaginemos un país donde haya más centros de trabajo que puntos de drogas.
Imaginemos un país con gobernantes que emulen las ideas y ejemplos de Ulises
Francisco Espaillat y Juan Bosch, y no a Santana y Balaguer. Imaginemos un país
en el que los electores vayan a las urnas a votar por ese país y no por lo que
estos politicastros le regalen o prometan. ¡Simplemente tendríamos país!
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