Manuel Díaz Aponte
El inicio de un nuevo
año plantea diversas interrogantes relacionadas casi siempre al bienestar
individual y colectivo de una sociedad sin importar cultura, raza y el país de
procedencia; lo cierto es que el ser humano lucha cotidianamente y
fundamentalmente por obtener un mejor nivel de vida.
La gran ironía es que
en muchos casos esa prosperidad nos llega en circunstancias adversas
imposibilitándonos entonces poder disfrutar de lo que por años luchamos. De
ahí, es que algunos pensadores entienden que se debe disfrutar el día a día en
este planeta tierra que habitamos.
Soy de los que piensan
que debemos vivir en forma equilibrada, es decir, esforzándonos por obtener
logros tangibles en el plano individual, profesional, familiar y colectivo pero
sin llegar jamás a sacrificar la propia existencia humana.
¿De qué vale acumular
riquezas poniendo en riesgos la salud y nuestro equilibrio físico-mental, para
finalmente convertirnos en dependiente de la ciencia médica y de los
fármacos?
Así todo el esfuerzo,
sacrificio y dedicación entregada a una causa determinada, como por ejemplo,
construir, levantar y sostener un negocio se
nos iría de las manos en el momento menos esperado.
Una de las metas más
importantes, tangibles y perecederas por la que la sociedad debe luchar es
alcanzar un nivel educacional que permita la transformación colectiva de todo
el espacio social en que nos desenvolvemos.
En realidad, la gente
cambia de posición, estatus y nivel económico y social cuando se educa. En
naciones desarrolladas como Dinamarca; Islandia, Corea del Sur, Noruega, Israel, Nueva Zelanda y Estados
Unidos las transformaciones individuales o colectivas han sido inspiradas
primeramente a través de la educación.
La Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que congrega a los 34 países más
ricos del mundo tiene una evaluación en torno a las inversiones en educación,
que nos parece oportuno compartir.
En tanto, el gobierno
dominicano ratificó las garantías de que serán respetados los derechos de las
personas de origen haitiano y anunció que en las próximas semanas se avanzara
en una legislación adicional para dar respuesta a todos los casos o contemplados
en el Plan de Regularización de Extranjeros que aplicará.
Al dar lectura a la
declaracion conjunta emanada de la primera reunión realizada aquí, luego de las
conversaciones iniciadas por los presidentes de ambas naciones el pasado mes de
diciembre en Venezuela, el Ministro de la Presidencia, Gustavo Montalvo y el
Primer Ministro haitiano Laurent Lamothe, coincidieron en calificar de
histórico el diálogo entre los dos países.
Precisaron que buena
parte del encuentro se dedicó a hablar sobre el tema migratorio, con serenidad
y respeto mutuo, en un diálogo "franco, constructivo y esclarecedor".
"Reconociendo el
derecho soberano de República Dominicana para determinar su política migratoria
y las reglas para el otorgamiento de la nacionalidad, Haití solicitó garantías
de que se tomarán medidas concretas para salvaguardar los derechos básicos de
los personas de origen haitiano. La parte dominicana ratificó estas
garantías".
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