WASHINGTON.-
A Providencia Paredes le cuesta encontrar en la oscuridad de la memoria los
recuerdos de un pasado que la marcó para siempre. En 1948, cuando tenía 19 años
llegó a Estados Unidos con la misma ilusión de tantos dominicanos que han hecho
la travesía tras el sueño americano.
Pero su historia es
singular. doña Providencia, oriunda de San Pedro de Macorís, es la primera
latina que trabajó en la Casa Blanca, durante el gobierno de John F. Kennedy,
el trigésimo quinto presidente de Estados Unidos y el segundo mandatario más
joven de su país después de Theodore Roosevelt.
Comenzó a trabajar para
Kennedy y su esposa Jacqueline en 1957, cuando el joven John Fitzgerald era
senador de Massachusetts, cargo que logró en el año 1952.
“Yo era la
‘housekeeper’ (ama de casa) de ellos, viajaba con ellos porque era la asistente
de la señora. Doña Providencia fue entrevistada por LISTÍN DIARIO cuando
asistió a un acto en la residencia del embajador dominicano en Washington,
Aníbal de Castro, donde fueron reconocidos criollos destacados de la diáspora,
como parte de las actividades de la Semana Dominicana en Estados Unidos 2013,
realizada del 13 al 17 mayo.
NO VIAJÓ CON LA FAMILIA EL DÍA QUE MATARON A KENNEDY.
La dama recuerda que
estaba de compras en City Spring con una amiga llamada Gloria y luego entraron
a comer a un restaurante, donde se enteró que habían asesinado al presidente
Kennedy. En ese momento hunde la cabeza y parece que intenta otra vez
garabatear recuerdos confusos, escruta el entorno y expresa con una voz fatigada
y el semblante árido por la remembranza de un triste recuerdo: “Me quedé muda”.
Doña Providencia dijo
que fue a buscar a su hijo a la escuela, lo llevó a la casa e inmediatamente se
trasladó a la Casa Blanca. “Todo el mundo estaba decaído y triste porque Kennedy
era una buena persona”, precisó. Consultada sobre las cualidades de Kennedy,
dice que le impresionaba su sencillez.
“Antes de que llegara a
la Casa Blanca yo me encargaba de su ropa, de llevarla al ‘dry clean’
(lavandería). A veces le seleccionaba tres corbatas para ver cuál iba a elegir,
y por coincidencia teníamos casi el mismo gusto”, añadió.
Doña Providencia
asegura que también trabajó para Ted Kennedy y Robert Kennedy, ambos hermanos
del presidente Kennedy, el primero senador por Massachusetts y el segundo uno
de sus principales asesores.
Después del asesinato
de su esposo, Jacqueline Kennedy se llevó a Providencia con ella a Nueva York,
donde estuvo un año al servicio de la primera dama norteamericana.
En gratitud por sus
servicios y amistad, Jackie, como también llamaban a la primera dama
estadounidense, dejó a Providencia US$50,000 en su testamento.
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