domingo, 5 de mayo de 2013

LA DOLOROSA TRAGEDIA DE BOSTON.

Manuel Díaz Aponte

Nadie con un mínimo de sensibilidad humana dejaría de condenar la terrible tragedia ocurrida en el maratón de Boston, emblemática ciudad del Estado de Masschasuet, Estados Unidos, con saldo de tres personas muertas y más de un centenar de heridos.

Como era de esperarse la repulsa ha sido generalizada a nivel mundial, dada las circunstancias en que ocurrieron los hechos; su impacto, momento y lógicamente por el número de víctimas, entre ellos, un niño de ocho años de edad.   

Las secuelas de esa acción criminal y terrorista perdurarán para siempre ante el penoso cuadro de decenas de mutilaciones entre los asistentes al evento deportivo.

Las dos explosiones de bombas en el tramo de la meta final del clásico deportivo no tan solo han llenado de pánico a los residentes de Boston, sino que igualmente ha motivado el reforzamiento de medidas de seguridad extrema en las principales ciudades norteamericanas.

El propio presidente de Estados Unidos, Barack Obama, al condenar la acción exhortó a los estadounidenses a no entrar en pánico colectivo y a esperar las indagatorias de los organismos de seguridad nacional.

Efectivamente, agentes del Buró Federal de Investigaciones (FBI) y la CIA tratan de establecer el motivo de esos atentados, de los cuales se han responsabilizados a los hermanos Tamerlan y Dzhokhar Tsarnaev, de origen checheno. El primero de 26 años murió en un supuesto tiroteo tratando de evadir la persecución de agentes de seguridad y el segundo, de 19 está ingresado en el hospital Beth Israel de Boston, desde que fue capturado vivo después de casi 24 horas de persecución y un gran despliegue de las fuerzas de seguridad. 

Lo cierto es que nuevamente la sociedad norteamericana vuelve sufrir las consecuencias del terror y violencia causado por la intolerancia. Aunque todavía los organismos de seguridad de Estados Unidos no han podido establecer con exactitud las razones que impulsaron a los dos jóvenes que nacieron en la República de Chechenia a perpetuar su acción criminal las indagatorias preliminares apuntan hacia un nuevo atentado terrorista.   

¿Por qué el territorio norteamericano se ha convertido en blanco de ataques del terrorismo internacional?

La esencia del problema hay que buscarlo en el odio esparcido por el mundo generado por la política exterior de Estados Unidos a partir de su visión hegemónica y de intromisión en asuntos internos de las demás naciones, lo que ha traído como consecuencia no tan solo la invasión militar sino también la destrucción de valiosos patrimonios históricos-culturales como ocurrió en Irak y la guerra en Afganistán, con el consiguiente balance negativo de pérdidas humanas y de millones de dólares en equipos y herramientas bélicas.      

No cabe duda que el gobierno de Estados Unidos tiene que aplicar una nueva política exterior basada en la cordialidad, respeto a la soberanía de los pueblos, la reciprocidad, la cooperación entre las naciones del mundo sin intenciones de violación a su identidad y reducir esa hegemonía militar que tantos conflictos ha suscitado en el planeta.

¿Por qué no seguir los ejemplos de China y Japón que han preferido priorizar en su crecimiento productivo y fortalecimiento económico, en vez de continuar la alocada carrera armamentista? Ciertamente, la gran potencia del norte ha gastado miles de millones de dólares en promover una  industria armamentista que en la práctica le ha producido muchos dolores de cabeza y enfrentamientos en el plano interno y externo.   

En ese contexto, parece ser que los actos violentos que lamentablemente vienen ocurriendo en Estados Unidos desde aquel nefasto 11 de septiembre del 2001, cuando fueron derribadas las torres gemelas de Nueva York tras el impacto de aviones piloteados por terroristas, proseguirán por las características en que se suceden en el interior del propio territorio norteamericano.

Con anterioridad a esa condenable tragedia ya varias delegaciones diplomáticas de Estados Unidos en África, Asia y Europa habían sido impactadas por atentados terroristas con saldos de varias personas muertas y heridas.

La siembra del odio generada por esa política de intromisión, ha provocado que el país que se suponía era el más seguro del planeta haya dejado de serlo. ¡Qué lamentable!    

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