Hoy se cumple 66 años
del fallecimiento de Evangelina Rodríguez, quien murió sola y olvidada por los
mismos a quienes protegió, prohijó y curó con sus propias manos de hada el 11
de Enero de 1947.
Andrea Evangelina
Rodríguez Perozo nació en la ciudad de Salvaleón de Higüey, el 10 de noviembre
de 1879. En su niñez se trasladó a San Pedro de Macorís, ciudad que amó
profundamente y adoptó como suya.
De cuna muy humilde,
Evangelina acaricia un maravilloso sueño: ser doctora y ayudar a las personas
pobres y desvalidas. Con ese noble ideal, se capacita y cursa estudios hasta
graduarse como una de las tres primeras Maestras Normales de Segunda Enseñanza.
Evangelina Rodríguez
ingresa en la Escuela de Medicina del Instituto Profesional en Santo Domingo en
el 1903 y 8 años más tarde, en 1911, logra recibirse como Licenciado en
Medicina en la Universidad de Santo Domingo, convirtiéndose en la primera mujer
médico del país a los 32 años, con una tesis que lleva el título de “Niños con Excitación
Cerebral”.
En 1921 viaja a París,
donde permanece hasta el 1925, para realizar estudios de especialización en
Ginecología, Pediatría, Obstetricia, y Otorrinolaringología. Llegó a dominar a
la perfección la lengua de Moliere.
Por primera vez en el
país, una mujer imparte educación sexual a jóvenes de 7mo. y 8vo. Grado. Ayudó
a curar a personas leprosas y a tuberculosas y, adelantándose a su época, es la
primera en dictar charlas sobre control y planificación familiar.
Participó activamente en el movimiento
reivindicador de los derechos de la mujer, puesto en marcha en el país en los
años 20 y 30, donde trabajó junto a Abigail Mejía, y otras destacadas
feministas. Educó y orientó a toda una generación.
Obtuvo
el Doctorado en Francia.
A su llegada al país,
crea un centro de protección a la maternidad y a la infancia; funda un pequeño
centro antituberculoso; crea su célebre “Gota de Leche”; para que no haya niñez
hambrienta, inicia la primera campaña de planificación familiar; ideó un
programa de bibliotecas ambulantes para los barrios y campos cercanos.
Escribió un libro
titulado “Granos de Polen” publicado en San Pedro de Macorís, en 1915 y un
cuento en francés denominado ´Le Guerisseur´ que significa El Hechicero.
Marginada por sus
amigos, maltratada, perseguida y aprehendida por las autoridades, esta mujer
titánica ve anublarse su razón. Empezó a hablar incoherencias, descuida su
atuendo, luce desaliñada, caminó y vagó sin rumbo y lo más significativo,
abandonó el ejercicio de su amada medicina.
FUENTE DIARIONOTICIAS.COM
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