POR CESAR MELLA
“Vieja pero desde que
esa muchachita se metió en amores esta casa es un infierno”, afirmo en tono
apesadumbrado Julián un empleado público
que a “fuego y sangre” ha levantado una familia con normas de respeto.
Esos tiempos de Romeo y
Julieta o del famoso Cupido hace rato que van de camino.
Eso de “tener amores”
adquiere en la modernidad ribetes preocupantes.
Veamos algunas
pinceladas del estilo de apareamiento que la gente que trabaja en salud mental
estamos observando:
Los muchachos se
inician en el noviazgo a muy temprana edad, a pesar de los esfuerzos de los
padres para que esperen.
Las relaciones sexuales
sin protección están de moda en jovencitos.
Ya los jóvenes no van a
la casa a solicitar autorización para visitar con fines amorosos a una chica.
Creen saberlo todo; no
le temen al peligro, máxime cuando su hora de salida los fines de semana es a
las diez de la noche, regresando después de las tres de la madrugada.
Se observa una marcada
infidelidad y multiplicidad de relaciones simultaneas tanto de hembras como de
varones.
En estos días me decía
una damita de 17 años ante mi pregunta de que si su noviazgo iba en serio “doctor
es solo un agarre”…
No quieren asumir
responsabilidades y el tema casarse y formar una familia no está en su agenda
de vida.
No declaran con
exactitud si es amores o es amistad lo que tienen y existe un término clave: “estamos
saliendo”.
Aquel famoso sofá de la
sala en donde todo el vecindario era un freno para los protagonistas de los
“amores consentidos “ha desaparecido y por lo menos en los sectores medios,
cada cual esta narcotizado o en una computadora o disfrutando de una
telenovela.
En estos días un
ginecólogo de los tradicionales le confesó a una madre que había llevado a su
niña de 16 años a un chequeo rutinario que “su niña ya no es señorita”, a lo
que la madre perturbada contesto con un dejo de conformidad y frustración: “lo
sospeche desde un principio·”.
El testimonio anterior
nos dice que la presión de grupo es tan grosera que en el bachillerato se
dividen entre chicas modernas y las pariguayas. Estas últimas, que son minoría,
les avergüenzan defender la virginidad como prenda prematrimonial.
Además de que la
educación sexual es débil en la escuela y la promoción del sexo responsable es
una tarea pendiente, cualquier muchachita te da una cátedra de técnicas sexuales,
pues ya están muy lejos los tiempos en que leíamos a escondidas la famosa
revista Luz.
Lo cierto es que
algunos hogares se han afectado tremendamente cuando uno de sus hijos (as) se
involucra en una relación que los padres no consideran conveniente, sana o
nutritiva.
Si bien es cierto que
algunos padres están atrasados y cerrados a la modernidad y a la apertura
dialogante, el problema estriba en que el que se enamora “no coge consejos”. Si
algo sé es que la intuición de una madre vale mas que mil enciclopedias sobre
el arte de amar.
En mi práctica he visto
vaticinios a puro olfato de madres sabihondas que cuando le dicen a una hija “no
me gusta ese muchacho “muy difícilmente se equivocan.
Pero: por ahí andarán
las raíces del aumento de los divorcios?.
La semilla del alto
índice de embarazos indeseados en adolescentes? el incremento del aborto y sus consecuencias?
y yo me pregunto al final del artículo:
Qué relación tienen
estos desvaríos iniciales en la relación hombre mujer con la alta y creciente
tasa de feminicidios?
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