Roger Reynoso
Callada, reservada y muy tímida, serían las
características principales que pudimos observar de Nadja Musa. Madre de cuatro
hermosos niños, se desempeña como gerente de una estación de gasolina propiedad
de su padre, labor que comparte con su pequeña empresa de servicios de
bordados y lencerías para empresas y
personas particulares.
Está casada con Antonio Mir, a quien define como
una persona estupenda con la que, gracias a Dios, lleva una relación muy buena.
Sus padres son el empresario Carlos Juan Musa y
la señora Awilda Cruz, y es la segunda de cuatro hermanos: tres hembras y un
varón. Nadja agradece mucho a su familia, de la que siempre ha recibido apoyo
incondicional.
Cuando llegamos al Metro Country Club, la
referencia que teníamos de nuestra entrevistada era que se trataba de una joven
empresaria, madre de cuatro pequeños.
Luego de esperar un momento, tiempo que
aprovechamos para buscar las locaciones más idóneas para realizar nuestra
portada, se nos presentó una bella mujer, que para nada nos pareció que había
pasado por la sala de partos en varias ocasiones como era su caso.
¿Cuál es el secreto para mantenerse tan bien?
(Risas). En la mañana voy al gimnasio, hago un
poco de ejercicio y me ayuda mucho mi contextura física. Anteriormente,
practicaba natación y taekwondo. De hecho, no recuerdo en qué año, pero quedé
en segundo lugar en una de las versiones de los Juegos Petromacorisanos.
De su primera experiencia como madre, ¿qué es lo
que más recuerda?
Lo hermoso que se sentía cuando el bebé se movía
dentro de mí y cuando escuché por primera vez los latidos de su corazón. Eso
fue algo único y maravilloso. Solo las mujeres que han sido madre comprenderán
lo que quiero expresar.
El mayor se llama Antonio Jorge Mir, le siguen
Nadja Marie, Carla Marie y la pequeña es Pamela Marie.
¿Qué tan difícil te resulta ser empleada privada,
empresaria y madre al mismo tiempo?
No es tanto como parece. Todos ellos, exceptuando
la pequeña Pamela, están en el colegio desde las 8:00 de la mañana hasta las
5:00 de la tarde. Cuando llegan del colegio se ponen a realizar sus tareas,
juegan un poco, compartimos un tiempo juntos, cenamos y ya a las 9:00 de la
noche se acuestan. Los fines de semana nos vamos a la playa en familia y
disfrutamos mucho. La verdad es que no es nada difícil lidiar con ellos.
Y educarlos, ¿es igual de fácil?
Hoy en día, esta es una gran responsabilidad,
pero siempre tratamos de inculcarles los valores y los buenos ejemplos que
nosotros recibimos. Mi educación fue un poco estricta, de vez en cuando me
quejaba, pero luego noté los frutos y entendí mejor a todos aquellos que contribuyeron
con ella. Voy en ese tenor, aunque adecuándome un poco más al tiempo actual y
enfocándome más en los aspectos psicológicos.
Como madre, ¿qué espera de ellos?
Que sean niños de bien, que cuando adultos
aspiren a ser profesionales y que siempre anden por el camino recto.
En otro orden, háblenos de su faceta de mujer
emprendedora.
¿Qué te puedo decir? Soy la gerente de una
estación de gasolina de mi padre y en mi faceta de empresaria, hacemos trabajos
de bordados y lencerías para empresas como Almacenes Zaglul y el colegio Los
Pininos, en San Pedro de Macorís, también a los clientes particulares que
desean personalizar sus toallas o agregarle diseños, con los personajes del
momento, a las ropas de sus niños.
¿Qué tipos de trabajos ofrece?
Bordamos toallas, t-shirts y vendemos carteras y
bultos personalizados.
¿Cómo se inició este negocio?
Mi cuñada tenía una máquina pequeña y comenzamos
a bordar por hobbie. La experiencia nos gustó, las personas comenzaron a
interesarse por lo que hacíamos y decidimos comprar una máquina más grande, una
industrial, y de ahí todo comenzó a concretizarse.
¿Toda su preparación académica la realizó en su
pueblo?
Así es. Siempre he vivido en San Pedro de
Macorís, mi bachillerato en el colegio San José, que ya no existe, y mis
estudios universitarios en la UCE. Fui a Estados Unidos para estudiar inglés
durante un año. Viví como seis meses en Santo Domingo y la experiencia no me
gustó, por lo que volví a mi pueblo.
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