Es lamentable que
todavía haya sectores empeñados en plantear que los problemas del Estado se
derivan de los 30 ó 40 salarios más o menos abultados en el Estado. Uno se
siente tentado a pensar que quienes censuran que unas cuantas personas perciban
buenos salarios, lo hacen porque están anclados 20 años atrás.
El criterio
balaguerista de que los funcionarios no necesitan buenos salarios porque tienen
otras vías colaterales de "resolver", es una aberración. Un salario
decente supone la captación de recursos humanos capaces de desempañar sus
funciones con eficacia y honestidad. En cambio, pagar sueldos miserables
propicia que al Estado vayan los mediocres que siempre estarán al acecho para
dar "una mordida" y resolver de un solo tajo el resto de sus vidas.
¿Pueden considerarse en
la coyuntura actual un salario de 150 mil pesos brutos como una exageración que
deba motivar su reducción?
Si alguien lo considera
así, me limitaré a presentarle estos gastos de alguien que tenga ese salario:
-25,000 pesos de casa
(alquiler o préstamo hipotecario;
-15,000 para pago de
automóvil;
-10,000 de combustible,
sin moverse mucho;
-14,000 de colegiatura
si solo tiene dos muchachos en la escuela;
-30,000 de supermercado,
colmado, agua embotellada y demás chucherías caseras;
-8,000 pago de servicio
doméstico;
-33,000 de retención
del Impuesto Sobre la Renta y otras deducciones;
-12,000 de energía
eléctrica, cable, teléfonos, agua, etc.
Y paro de contar porque
ya voy por 147 mil pesos y todavía no se ha dañado nada en la casa ni se ha
enfermado nadie; ni los muchachos se han antojado de un helado o una pizza…
No se le ha
regalado un peso a un familiar o allegado necesitado; ni se ha salido un solo
día de paseo. Es decir, hasta ahora el individuo está convertido en una
vulgar máquina que repite la rutina.
Y por favor que
nadie venga con el argumento de que la mayoría del pueblo gana salarios por
debajo de 20,000 pesos, pues el parámetro no debe ser la vulgarización sino la
decencia.
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