CHICHI DE JESUS REYES
Evangelina Rodríguez Perozo, primera
doctora en medicina del país, falleció el 11 de enero de 1947, hace 69 años.
Nació en San Rafael de Yuma, Higuey, el 10 de noviembre del año 1879 y
bautizada en el santuario de San Dionisio por el padre Benito Díaz Páez. El
acta de bautismo está asentada en el libro numero 9, folio 126, No.285. Fueron
sus padrinos Luis Campillo y Elupina de Soto.
El padre de Andrea Evangelina, nombre
completo de la abnegada mujer, fue el rico comerciante Ramón Rodríguez,
que sirvió como oficial en el ejercito de Pedro Santana. Rodríguez era
sobrino del general Manuel María Suero, que en la guerra de la
Restauración comandó la guarnición militar de Higuey, y quien
lo había traído desde Neyba junto a su madre Tomasina. La madre fue Felipa
Perozo, hija de un venezolano que la abandonó y regresó a la nación
sudaméricana.
Del matrimonio de Felipa con Ramón nació
Evangelina y obligado éste a reconocerla por su madre Tomasina, pasó a manos de
la abuela, que le impuso el apodo de “Lilina”. Muerta Felipa, doña
Tomasina y su nieta se trasladaron a San Pedro de Macorís, cuando Evangelina
tenía apenas unos seis años. La abuela hacia gofio y conconetes que su
nieta vendía. Lilina repartía su tiempo entre la venta de dulces y las tareas
escolares, destacando siempre como la mejor alumna de primaria.
En la secundaria, bajo la dirección de la
profesora Anacaona Moscoso, quien fue, además, su maestra y amiga, la reputada
educadora muere en el año 1907. Antes de su muerte la directora de la escuela
había recomendado a Lilina hacerse cargo del centro educativo.
Profesional del magisterio y estudiante de
medicina, tras mucha lucha por vencer los obstáculos que se oponían a la mujer
que aspiraba estudiar una carrera reservada para hombres, se graduó de médica
en 1908. La pasantía la realizó en Ramón Santana, jurisdicción de San Pedro de
Macorís, e hizo sendas especialidades en pediatría y ginecología en
Paris, de 1921 al 15. Meses después el dictador Rafael L. Trujillo la
despojó de esa primacía y concedió el titulo de primera graduada en
medicina a Consuelo Bernardino, hermana de Minerva y Felix W. Bernardino.
Fiel a su preocupación y desvelos por la
mujer y el niño, Lilina fundó varias instituciones de servicios, entre ellas el
Centro de Protección a la Infancia y la Maternidad. Abogó por la instauración
del Día del Niño, el desayuno escolar, la gota de leche, zapato
escolar.
Además, impartió educación sexual para jóvenes
de 7mo y 8vo grado y creó el dispensario antivenérico, donde prestaba servicios
gratuitos a hombres y prostitutas. Ayudó a leprosos y tuberculosos y fue la
primera en dictar charlas sobre el control de la natalidad y planificación
familiar. Como pionera del movimiento femenino fue una activa trabajadora en el
movimiento reivindicador de los derechos de la mujer emprendido en el país en
la década de 1920.
En la biografía sobre Rodríguez Perozo, el
eminente psiquiatra fallecido, Antonio Zaglul revela que por su oposición
a Trujillo Lilina guardó prisión en la fortaleza México, de San Pedro de
Macorís, y puesta en libertad fue abandonada próximo a Hato Mayor, en
cuyo santuario a la virgen de La Altagracia subió al altar y lanzó
fuertes epítetos contra el régimen Olvidada por amigos y compañeros de labores,
incluyendo los hermanos Anacaona y Francisco Moscoso Puello, murió el 11 de
enero de 1947, hace 60 años. Paz a la memoria de esta ilustre y abnegada
hija de Higuey y `paradigma de los pueblo dominicanos.
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