Hija y madre de poeta.
Doña América se empeña en trabajar para una segunda edición de su libro Manual
de San Pedro de Macorís, escrito para concursar bajo convocatoria de la
Universidad Central del Este, UCE.
Escrito por: RAUL
PÉREZ PEÑA (BACHO).
Mañana lunes cumple 100
años de vida con lucidez intelectual doña América Bermúdez, hija del
poeta petromacorisano Federico Bermúdez y madre de René del Risco
Bermúdez, también poeta.
El diálogo se inicia
con la semblanza del poeta Federico Bermúdez, padre de doña América, miembro del
parnaso macorisano, quien escribió su primer libro de versos a los 11 años
titulado “Oro Virgen” (publicado en 1916). Un año más tarde publica Los
humildes, dedicado a los pobres. Dejó en la imprenta la obra “Libres del
silencio”, prologado por el también poeta Jacinto Peynado
Doña América vive esa
historia poética de su padre, y la de su hijo René, también poeta
revolucionario.
Federico Bermúdez hizo
vibrar a San Pedro de Macorís con su resistencia a la ocupación militar
norteamericana de 1916, protagonizando junto a otros intectuales y grupos
de ciudadanos, actos masivos en el teatro Colón y otros puntos.
Para dar la bienvenida
a la emblemática personalidad de Puerto Rico, Don José de Diego, en el teatro
Colón, bajo la presencia de un oficial intervencionista, Bermúdez pronunció un
discurso que provocó presagios de atentados contra su vida.
El oficial yanqui,
mister Davis, reaccionó sin embargo reconociendo al poeta su derecho a
manifestarse, aunque le rogó moderación.
Con sus 100 años, doña
América habla con propiedad del grupo que editó la revista RECTA, que fue
clausurada tras su primer número, por no citar a Trujillo en ninguna de sus
páginas. Entre sus editores figuraron Rafael Richiez Acevedo, Francisco
Domínguez Charro, José Martínez Conde, (padre de Luichi), Freddy Prestol
Castillo, Corpito Pérez Cabral, Dato Pagán Pedromo y Porfirio Herrera (hijo).
Doña América heredó la
rebeldía de su padre, aunque aconsejaba precaución a su hijo René,
quien fue apresado en 1960 por su integración al clandestino Movimiento
Revolucionario 14 de Junio.
Fue ese comportamiento
que hizo que Rafael Richiez Acevedo, miembro del parnaso macorisano,
manifestara a Enriqueta Escoto que doña América era la “protesta callada”.
Ella sufrió por la
prisión de su hijo René en las cárceles “La 40” y “La Victoria”. En “La 40” fue
amenazado con el cañón de un revólver en la frente por Virgilito García
Trujillo, quien lo emplazó a enviarle un recado a su madre.
La respuesta de René
fue: “dígale que morí y que no lloré”.
Recuerda doña América
la estrecha amistad de René con Danilo Aguiló, compañero de militancia
antitrujillista, cuya madre, doña Flérida Hidalgo, era espontánea y efusiva en
sus pronunciamientos.
Cuando fue enterada de
que Danilo estaba en la cárcel “La 40”, su madre se las arregló para penetrar
al patio vecino a la cárcel y subirse a un árbol. Un agente secreto le
preguntó: ¿Qué busca usted ahí señora? Ella respondió: “La Virgen María
buscando al niño”.
Ante informaciones de
que a Danilo y René lo enviarían a la cárcel de Pedernales, doña América
comentó: “si vamos a La Victoria, podemos ir a Pedernales, no te preocupes”.
Además de
antitrujillista acérrimo, Danilo Aguiló era un tercio entre los personajes del
barrio, como José del Castillo Oller, muy citado por Doña América, por
algo lo llamaban “El Timacle”.
Doña América describe
otros momentos de René desde su infancia.
Al rememorar el brote
de sus primeras inspiraciones poéticas, dice que contando sólo cinco años de
edad, mientras jugaba en su casa le dijo: “tú eres linda como una flor, que
mata la pena y quita el dolor”.
René del Risco padre
reaccionó diciéndole a doña América: “coge papel y lápiz y escribe eso”.
A doña América la
llamaban de la escuela Normal para hablarle del talento y de las expresiones
revolucionarias de René, algunas relacionadas con la lucha guerrillera de Fidel
Castro, apunta. “Ese completará la obra de Federico Bermúdez”, le advertían.
René vaticinaba que
moriría a la edad que murió su abuelo: sucedió a los 35 años.
Doña América cuenta que
en más de una inspiración René se sentía poco optimista sobre el
derrotero del país.
Es “El Viento
Frío” la obra que eleva a René a espacios cimeros como intelectual comprometido
con las causas de su pueblo. Fue activista antitrujillista; actuó desde el
exilio y en la resistencia a la intervención norteamericana de 1965, siguiendo
las huellas de su abuelo, Federico Bermúdez, en 1916. Cultor de más de un
género literario, René fue incansable promotor cultural y comunicador social,
particularmente por las ondas radiales y las
letras.
Además de Danilo
Aguiló, compañeros de ideales de René tratados de cerca por doña América fueron
Toñito Canto, Agustín Perozo, Wuáscar Castillo, Miñín Soto, entre otros.
Cuentan que la
“protesta callada”, como llamaban a doña América, no apagaba su
resistencia al oprobio.
Antes del
encarcelamiento de René en las ergástulas trujillistas, doña América
quemaba fotos, papeles y apologías de la tiranía en su casa, acompañada de
Aguiló y Miñín Soto.
Culminado el
trujillato, la actitud firme de doña América no se inmutó durante el régimen de
Joaquín Balaguer, que contó con personeros como Neit Nivar Seijas.
Este jefe militar fue
comandante del Ejército en San Pedro de Macorís y le cogió con hostigar a doña
América, llegando a la amenaza de muerte por su herencia revolucionaria. Ante
los ojos de munícipes archiconocidos, no se economizaba expresiones
atentatorias contra integridad física de la madre de René del Risco.
Las esposas de César
Rodríguez y de Barón del Giúdice pudieron testimoniar en su momento las
presiones intimidatorias de Nivar Seijas, quien instruía que su vehículo
militar siguiera los pasos de la dama.
Arnulfo (Miñín) Soto
compartió muy de cerca con René, lo que hace que doña América tenga muy
presente al polifacético ex campo corto del Escogido, fundador de Unión Cívica
Nacional, comunicador de masas, publicista, editor cultural en El Nacional,
crítico de arte, actual galerista y “marchant du art”.
La dignidad no tiene
edad.
La mujer que heredó las
betas culturales de su abuelo Luis Arturo Bermúdez, gestor cultural,
folclorista, comediógrafo, amigo de mr. George, y el talento cultural de su
padre, Federico Bermúdez, reivindicando a su hijo René del Risco, no
tiene tope de vida a sus 100 años.
Doña América se empeña
en trabajar para una segunda edición de su libro Manual de San Pedro de
Macorís, escrito para concursar bajo convocatoria de la Universidad Central del
Este, UCE.
Tiene varias libretas
repletas de apuntes para la segunda la edición, que presagia acogida y
lectoría, en la que incluiría temas inconclusos de la primera entrega.
Las múltiples
expresiones culturales de la Sultana del Este, su historia, sus
tradiciones, matizarán con vivas recreaciones la segunda edición
del libro de doña América, cuya fecha y editora aún no están confirmadas.
El tema de las
múltiples inmigraciones y de los apellidos exclusivos, por ejemplo, constituyen
un valioso atractivo en esta obra.
Doña América
Bermúdez viuda del Risco empalma sus 100 años con lucidez, acompañada por su
hijo Iván del Risco Bermúdez y de sus nietos, con el cariño y respeto de
los petromacorisanos y de los amigos de René.
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