Todos
deberíamos convenir con el presidente del Senado y secretario general del
Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en cuanto a que ha llegado la hora de
apretarnos el cinturón, dada la magnitud que ha alcanzado el déficit fiscal del
gobierno, impulsado por el desguañangue que tuvieron que realizar para
conservar el poder en las elecciones de mayo pasado.
Ese
desguañangue prosiguió en el período de transición por el desbordamiento del
gasto y del reparto realizado por el presidente Leonel Fernández, que en su
competencia por superar a Rafael Leonidas Trujillo y Joaquín Balaguer como gran
constructor de obras físicas, abusó hasta del dinero de los hospitales públicos
para dar la pintura final a todo lo que era posible, aunque a gran parte de las
obras le faltaren terminación interior y equipos para ser operadas.
Es
impresionante también la magnitud del crecimiento de las nóminas del Estado en
los últimos 20 meses del gobierno de Fernández, no sólo por vía del empleo,
sino también con 20 mil 313 pensiones, una parte de las cuales fueron
repartidas selectivamente con niveles de 25 a 50 mil pesos, aunque el 80 por
ciento de los pensionados del Estado sólo reciben 5 mil 100 pesos mensuales.
Una gran inversión de Leonel Fernández para abonar su eterna ambición de poder
y reinar tanto o más tiempo que Trujillo o Balaguer.
El
licenciado Reinaldo Pared Pérez debería comenzar por detallar cuáles cinturones
cree él que deben ser los primeros en ser apretados. Si los de esa masa del 80
por ciento de la población que tiene salarios por debajo de 20 mil pesos
mensuales, que a duras penas cubren el costo de la canasta básica, o los de los
privilegiados que derrochan ofendiendo a los más pobres.
Daría
un gran ejemplo el dirigente político y legislativo si comienza por plantear la
eliminación de los barrilitos y cofrecitos de senadores y diputados para
reducir su costo individual de 23.8 millones de pesos por año. Sólo con la
eliminación del Fondo para asistencia social de los senadores (que no
corresponde a la función legislativa) se ahorrarían 229 millones de pesos
anuales, y si le suman los cofrecitos de los diputados y sus asignaciones para
regalos navideños, por inicio del año escolar y las festividades de las madres
y el amor, la reducción anual pasaría de los 500 millones de pesos.
El
cinturón debería apretarse también, para ejemplificar y comenzar, a todas los beneficiarios de pensiones
privilegiadas, a los sueldos ofensivos que superen los 300 mil pesos, de todo
el Estado sin excepciones, como están haciendo los gobiernos no sólo de España,
Portugal y Grecia, donde el desmadre económico es insostenible, sino también en
Italia y hasta en Francia, la segunda locomotora de la Unión Europea.
Como
no hay partido de oposición en capacidad de poner freno al desbordamiento del
gasto gubernamental y estatal, corresponde a las organizaciones de la Sociedad
Civil endurecer su resistencia, fortalecer una gran coalición por la decencia
política y económica, y tomarle la palabra al presidente del Senado.
Sí,
que se planten con los “Principios Orientadores del Pacto Fiscal”, aprobados
por el Consejo Económico Social, y comiencen exigiendo que los administradores
de la cosa pública sean los primeros en apretarse el cinturón, pero sin
amortiguadores, no sólo con medidas cosméticas, reduciendo siquiera un diez por
ciento al inmenso huacal de 777 mil asalariados y pensionados del Estado.
Como
parece que el presidente Danilo Medina está realmente empeñado en rectificar
barbaridades, un endurecimiento de la Sociedad Civil organizada, incluyendo el
alto empresariado y las iglesias, pudiera ayudarlo a establecer límites. Este
es el momento y la coyuntura propicia para obligar a los políticos a
rectificar. Si simplemente se les da más recursos, la fiesta proseguirá.
Estamos hartos de que prometan austeridad, como han hecho con cada reforma
tributaria. Que cese definitivamente la malversación de nuestras contribuciones
y comencemos a enjuiciar a los mayores corruptos.
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