El texto cuenta la experiencia de Chris Glionna,
supervisor de restaurantes de una conocida compañía, con su viejo celular. Como
el teléfono le daba el servicio necesario, no le preocupaba que estuviera fuera
de moda.
Pero...
(siempre hay un pero), sus colegas lo molestaban y se burlaban cuando extraía
su "pisapapeles" del maletín. Llegó a sentirse tan avergonzado que
hace un par de meses lo cambió por un Blackberry.
Dice así el Dr. Alejandro Morton: la Crisis en el
mundo se debe, entre otras cosas, a la inseguridad que las personas tienen en ellos
mismos; su continua necesidad de comprar jamás será satisfecha porque esperan
que la satisfacción personal venga de lo comprado, y jamás será así.
A nivel
social no nos hemos dado cuenta de que ese impulso descontrolado por comprar
es, en el fondo, la causa profunda de la crisis económica que ha cundido ya por
todo el mundo, alimentada por un sistema financiero insaciable que facilitó
recursos para que compraran quienes no tenían con qué".
Pocas cosas hay más tensionantes que tratar de
mantenerse a la moda en ropa, calzado, accesorios, tecnología, viajes, comidas,
restaurantes, casas, muebles, autos y todo lo añadible. Quien tiene dinero en
exceso puede comprar, usar y desechar, pero quienes vivimos sujetos a un
presupuesto debemos cuidar qué compramos y entender por qué y para qué lo
compramos.
En efecto, la presión social existe, pero debemos
preguntarnos cuánto nos presiona y cuánto nos dejamos presionar? ¿Cuál es el
problema de que se rían de nuestro celular viejo? La risa es buena y si no les
gusta el celular pueden bromear a costa de él y criticar el aparato, a su dueño
o a ambos. El problema es de ellos, no del dueño del celular, a menos que éste
lo acepte.
Desafortunadamente hoy día uno se refiere a las
personas por sus posesiones: "Es el chico del convertible rojo" o
"La señora que usa ropa de marca y tiene una casa enorme" o "Es
el director que siempre anda a la moda". Es decir, su personalidad no
emana de lo imprescindible, sino de lo prescindible. Lo primero no se compra en
ningún lado; lo segundo en cualquiera, si se tiene los
medios para hacerlo.
Un amigo muy cercano es multimillonario, pero
nosotros lo averiguamos por accidente tras años de conocerlo. Es sencillo,
generoso, adaptable a todo y disfruta lo disfrutable. Jamás presume y nunca
hace alarde de nada porque tiene muy claro qué cosas son importantes en su
vida.
Las trampas de la presión social siempre han
estado ahí. Caen en ellas quienes no se
conocen a sí mismos y tienen una escala de valores centrada en lo social y en
su desarrollo, han tenido carencias afectivas.
El vacío personal no lo llena ni los closets
repletos, ni los autos lujosos, ni las joyas exclusivas, ni los accesorios de
lujo. La satisfacción de los consumidores insaciables no viene de poseer las cosas,
sino de presumirlas ante los demás.
¿Tiene usted un celular del que sus
"amigos" se ríen cuando lo usa? Ríase con ellos y úselo hasta que
guste. ¿Le duelen las burlas?
Entonces CAMBIE de AMIGOS NO DE CELULAR... Es lo
justo.
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