domingo, 12 de junio de 2011

HISTORIAS Y CURIOSIDADES DE LA MIERDA.

Durante nuestra vida, podemos llegar a producir hasta seis millones de excrementos y pasamos unos seis meses en el baño, el doble si padecemos de estreñimiento. De ahí que en la Edad Media, los alquimistas pretendiesen transformar nuestras evacuaciones en oro. Estas defecaciones están constituidas en un 80% por agua y un 20% por microorganismos, entre las que se encuentran 300.000 millones de bacterias beneficiosas, alimentos sin digerir, fibra, sales minerales insolubles y células de nuestro cuerpo.

Los proctólogos, médicos especialistas en los excrementos, estiman en 150 gramos el peso de una deposición normal. Indican que las lavativas o limpiezas del colón (última parte del intestino) no tienen ningún fundamento y que su gran aceptación se debe a la asociación del estreñimiento con la generación de enfermedades. La principal causa del estreñimiento es la escasez en la dieta de alimentos ricos en fibra, como verduras y hortalizas. "La fabulosa historia de la caca". Mona Lisa Production.

La percepción del olor depende del ambiente visual. Cuando respiramos un mal olor, la primeras señales llegan a nuestro cortex olfativo que activa nuestro almacén de olores, donde éste es reconocido, activándose la amígdala como parte de nuestro sistema límbico, encargado de producir respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales. Así, se activa la parte de nuestro cerebro que controla las emociones primitivas como el miedo, la agresividad o el placer, ralentizando la respiración y aumenta nuestro ritmo cardiaco.

En Japón, hay un templo donde se venera al Dios de la defecación, echando limosnas en recipientes similares a los retretes de ese país, con la esperanza de que regule su tránsito. Incluso, compran ropa interior bendecida. Las distintas culturas dan distintas repuestas a los olores, siendo la japonesa una de las más sensibles a los olores corporales. Al vivir tan hacinados, deben esforzarse por no ofender a los demás con olores desagradables. De ahí que ingieran productos para minimizar el olor de sus excrementos. Diariamente podemos llegar a producir hasta un litro de "gases"…

Los coprolitos (del griego kopros, excremento y lithos, piedra) son heces fosilizadas, que se encuentran en las momias. Gracias a su estudio, se han descubierto parásitos intestinales que se desarrollaron en las heces que han permitido decidir la migración de los hombres en el pasado.

En el mundo desarrollado, el final de nuestras deyecciones es la evacuación por el alcantarillado y su posterior tratamiento en depuradoras donde son transformadas en barro, siendo un proceso muy costoso. En Japón, con dicho barro se producen ladrillos y cerámica, además de carne artificial a partir de las proteínas (muertas) presentes en los excrementos. Esta carne posee un 63% de proteínas, un 25% de carbohidratos, un 9% de minerales y un 3% de grasas.

En China, se reciclan las deposiciones para generar biogas, obtenido de la fermentación bacteriana, empleado como fuente calorífica o generación eléctrica. En Suecia, este biogas obtenido a partir de material fecal es empleado para el funcionamiento de autobuses y para generar plásticos, a partir del carbono presente.

A lo largo de la historia, distintas culturas han venerados a las heces. Los incas llamaban al oro como las heces de los dioses. En el Tibet, las defecaciones del Lama eran guardadas en recipientes de oro al considerarse que poseían poderes curativos y eran mezcladas con sus alimentos. En muchos países pisar una caca da buena suerte.

Las primeras naves espaciales no poseían depósitos para los residuos humanos por lo que eran expulsados al exterior. Al no haber presión, estos excrementos se deshacían en pequeñísimos fragmentos y deambulaban por el espacio. Poco después se observó que microrestos de dichas deposiciones se encontraban en los trajes espaciales de todos los astronautas que salían al exterior. Los astronautas cuentan con un "calzoncillo" realizado en un material muy absorbente que les proporciona una protección higiénica al absorber eventuales transferencias de orina o defecaciones (las actividades pueden extenderse hasta 8 horas)...

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